J3 - INFORME DE BATALLA - CONDES VAMPIRO vs OGROS




CONDES VAMPIRO VS REINOS OGROS (1250pts)

Una densa niebla se formó convirtiendo el día en un retrato de penumbras y la hambrienta tribu a las ordenes del incompetente matón ogro conocido como Caga-Culebras tomó posiciones entre las ruinas de lo que un día fue una colonia imperial.
Por su parte, el decrépito contingente invocado por su vampírico comandante, avanzó sin emitir voz alguna, solo se oían los lamentos de los espectros que lo guardaban y la forzada risa del necrarca que no cesaba de murmurar hechizo tras hechizo.






Bajo el encapotado firmamento tres espectros avanzaron en un aullante vuelo gritando a coro y helando los corazones de aquellos que osaban sostener sus miradas. Avanzaron hasta el flanco de dos curtidos comehombres, famosos por no ceder terreno ni huir nunca del combate. Las etereas criaturas chillaron y ambos   veteranos cayeron al suelo, uno de ellos se incorporó tambaleante y cargó con furia contra una masa de zombies que se aproximaba lentamente. Sus bramidos de ira se apagaron al ser engullido por la marea de muertos que roía su ropa, arañaba su gruesa piel y devoraba sus tripas.




El necrarca lanzó un poderoso proyectil mágico que atravesó las defensas rudimentarias que el matón había conseguido entretejer, y causó la muerte de dos de los miembros de su unidad de sueltafuegos. Los borrachos artilleros, envalentonados por el licor destilado a partir de mondongo de troll, mantuvieron impávidos la posición abriendo fuego contra la jauría de lobos espectrales que se abalanzaba sobre ellos, ciegos necios, no se daban cuenta que de nada servía contra fantasmas la pólvora y el hierro. Borrachos como cubas, aguantaron las espectrales dentelladas y mantuvieron su posición negándose a huir.




Caga-Culebras bramó una orden a los gnoblars para que avanzasen hacia la caballería enemiga, las inmundas criaturillas temieron mas al ogro que les gritaba que a la propia muerte y avanzaron para cumplir el papel para el cual habían sido arrastrados al campo de batalla, estorbar.
A penas una fracción de segundo después, el matón propinó un taconazo sobre su alfombra persa, un artefacto mágico usurpado a un humano del lejano oriente en una de sus incursiones, y levantó el vuelo. Trazó una parábola por encima de las ruinas y sin dudarlo un segundo se lanzó de lleno contra la horda de la huesuda infantería enemiga que comandaba el vampiro.

Cuando aterrizó el aire se enrareció y sus músculos se tensaron como fatigados, levantó su enorme arma a dos manos con intención de aplastar al necrarca pero todo su cuerpo parecía haberse vuelto diez veces mas pesado de repente. El vampiro sonrió maliciosamente desenvainando unas hojas cuyo poder parecía nutrirse de los vientos de magia que canalizaba el chupa sangre. El no muerto descargó un alubión de cortes con una fuerza imposible para unos brazos tan delgados y retorcidos. Las espadas brujas abrieron dos profundas heridas en la panza del matón, quien a su vez ya terminaba de describir el golpe descendente que había dibujado con su tremenda arma. El ogro alcanzó de lleno al vampiro en el pecho lanzándole varios metros hacia atrás, un golpe que sin duda habría matado a un elefante y que casi consigue partir por la mitad al necrarca que permaneció tirado entre su escolta unos instantes.



Cagaculebras reía satisfecho con el sabor de su propia sangre en la boca, pero su risa se cortó rápidamente al ver como el vampiro con los tendones y huesos rotos se levantaba del suelo rodeado en una neblina rojiza que iba cerrando el enorme corte sufrido en su tórax.
El matón vio a su enemigo recomponerse por completo y señalarle con la punta mellada de esa espada imbuida en energía fantasmal y no lo dudó… dio media vuelta y huyó.

Se escuchó un tremendo estruendo en el campo de batalla que enmudeció cualquier otro sonido o grito de guerra que pudiera escucharse. Un enorme proyectil como jamás habían visto en la vida o en la muerte se estrelló justo delante de la caballería tumularia creando un precioso cráter en el terreno y una enorme polvareda, pero de poco mas sirvió.

Ante la huida del jefe de la tribu, el chaman decidió dejar de plantar cara a sus fantasmagóricos oponentes y seguirlo en la retirada, pero esas espectrales criaturas les acompañaron en la retirada mordiendo y arañando sus espaldas y piernas hasta que cayeron presa de sus heridas.

La caballería tumularia cargó contra los gnoblars que saltaron fieramente a roer las patas de unos corceles que llevaban muertos desde antes de que ellos hubiesen sido engendrados. Su éxito estaba ya sentenciado incluso antes. Tras un escándalo monumental se batieron en retirada.



Los zombies que se encontraban devorando el cadáver del veterano pirata, no se percataron de que una mandada de ogros cargaba vociferando sobre ellos. Muchos zombies fueron aplastados y partidos por la mitad, pero en sus corazones había tan poca cantidad de emociones como de miedo y la horda no muerta frenó el ímpetu de sus barrigones enemigos.
El coro espectral llegó aullando al flanco de los ogros blandiendo sus guadañas hendiendo la carne de sus enemigos y sembrando el terror en sus limitadas mentes.
El combate acabó irremediablemente con la derrota de los ogros que fueron alcanzados en la huida por los espectros.

En el flanco opuesto del campo de batalla, los ogros que aun quedaban en pié cargaron contra la caballería no muerta, esta vez desempeñaron un mejor papel pese a que el combate se prolongó mas de lo habitual, acabaron derrotando a los tumularios que se deshacían en polvo rompiéndose las ligaduras mágicas que les unían a este plano de existencia.

Por su parte, el vampiro decidió cargar al cañón que por algún tipo de malentendido entre tripulante y bestia de tiro, habían decidido quedarse fuera del combate con la caballería. Las espadas brujas volvieron a vibrar nutriéndose de la hechicería que manaba del necrarca. Varios cortes bien dirigidos y la descarga de múltiples alabardas de su guardia personal acabaron inutilizando el carruaje sobre el que combatía el artificiero ogro. La batalla estaba decidida.








Los supervivientes de la tribu se reagrupó al anochecer. Las hogueras arrojaban la suficiente luz como para ver el desánimo en los rostros de los guerreros, no por la derrota, sino por la cena. Donde  esperaban encontrar víveres y caza solo encontraron la poca fruta que habían recolectado de los arboles de los alrededores… todo un fracaso.

***********FIN DE LA PARTIDA***********

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