RELATO BATALLA OGROS vs HOMBRES BESTIA
Aquí os traemos un nuevo relato. El autor es nuestro compañero Vitto, comandante en jefe de las fuerzas Ogras en esta campaña. Esperamos que os guste.
ENCUENTRO CON LOS HOMBRES BESTIA
Pocos días después de su derrota, Cagaculebras convocó a sus tropas. Garganta de fuego le había ordenado explorar los bosques que cubrían la ladera este de la montaña en la que acampaban.
Bajando desde la escarpada cumbre, su ojo sano pudo ver a través del catalejo como alrededor de unas ruinas se movían ágilmente unas criaturas medio hombres medio bestias… “hijos de los dioses del Caos” pensó… y casi automáticamente pensó “cordero asado...No, usa la cabeza, la barriga te llevó a la derrota contra los orejotas perfumados!”
Mandó a Meta, el campeón de los ogros toro y sus muchachos avanzar rápidamente por el flanco derecho de la ladera, Teka lo hizo al frente, mientras el lanzaba a los gnoblars colina abajo dirección a lo que vió que eran hombres-bestia mas grandes… como ogros pero con cabeza de becerro.
No se había enfrentado personalmente a esas criaturas nunca, pero las habladurías contaban que eran tan fuertes y resistentes como los ogros, pero mas rápidos con las armas y mas salvajes en combate...”veremos si son tan astutos como yo, pero primero, a ver como se mueven contra los gnoblars, je je je je... ”
Antes de que el ejercito ogro se distribuyese por el campo de batalla, los hombres bestia demostaron que la guerra era su elemento, unos gors asomaban por el lindero del bosque portando un terrible estandarte y junto a este, un chaman de cuernos retorcidos y cubierto con pellejos de enemigos entre cosidos a modo de túnica, entonó un cántico, de sus garras surgieron llamas multi-color y con un simple gesto, estas llamas cruzaron el cielo cayendo como lluvia de fuego sobre los ogros situados en la colina, sus bramidos delataron su dolor y el bosque se llenó de risas maliciosas que hicieron enfurecer al matón.
Dio la orden para que el carro-cañón y los sueltafuegos disparasen sobre los minotauros para que los gnoblars los encontrasen debilitados, confiaba que su número supliese su ineptitud… pero un fuerte estruendo dió al traste con sus planes, el carro que transportaba el titánico cañón había sufrido daños en la batalla anterior y el esfuerzo de absorber el retroceso del disparo provocó que terminase de romperse, había quedado totalmente inutilizado, harían falta muchas horas de reparaciones para que el cacharro volviese a moverse.
No había terminado de lamentarse por la perdida del cañón cuando los gritos desde la colina le advirtieran de un nuevo desastre, los sueltafuegos tampoco cumplirían su cometido puesto que estaban entretenidos muriendo bajo un tornado de llamas multicolor, su piel se fundía sobre sus huesos y chillaban como humanos masticados. Una rabía nubló su juicio y cargó contra los minotauros que aplastaban a los gnoblars. Irrumpió en combate contra las astadas bestias no sin pasar por alto que los mequetrefes que huían entre sus patas habían dado muerte a uno de ellos “insólito! Aunque las historias dirán que yo solo me enfrenté a ellos jajajajajajaja”
El arma a dos manos de Cagaculebras subía y bajaba cercenando miembros y abriendo tripas mientras que los impactos que recibía, a pesar de su velocidad y potencia, eran absorbidos sin daño alguno gracias a las placas de meteórico metal que formaban su armadura mágica. Cagaculebras flotaba en el aire sobre los cadáveres de los minotauros caídos gracias a su capa, un extraño tejido procedente de Arabia, el único minotauro que aun se encontraba en pié, emprendió la huida solo para ser alcanzado y degollado por el matón.
Los ogros de Teka se lanzaron contra un numeroso grupo de ungors armados con lanzas que habían formado frente a ellos, el choque resonó en los oídos de Cagaculebras, los menores de entre los hombres bestia saltaron por los aires impulsados por la poderosa arremetida ogra, muchas lanzas pincharon las tripas de los ogros pero las astas se partieron con la fuerza del avance imparable de sus corpulentas figuras. Los ungors huyeron ante la aparente falta de dolor y la ferocidad de sus enemigos, pero al menos consiguieron causarles las suficientes magulladuras como para que no les persiguiesen en su huida.
A penas la horda ungor se había alejado unas decenas de metros, el aire alrededor de los guerreros de Teka crepitó y una manada de gors plagados de extrañas mutaciones y envueltos en una luminiscencia multicolor se les echó encima. La carga fue atronadora, los hombres bestia clavaban cuernos, garras y armas de todo tipo por igual, la ferocidad de los siervos de Tzeentch pilló totalmente desprevenidos a los ogros cuya impetuosidad se había visto aplastada. Los ogros ante semejante marea huyeron profiriendo gruñidos a partes iguales de dolor y de fastidio.
Cagaculebras bendijo a las grandes fauces por la indisciplina de su enemigo, esa ultima carga había sido un error fatal que el astuto matón pensaba tornar a su favor. Bramó con su potente garganta y con todo el poder de su dilatado diafragma su voz retumbó por la ladera de la montaña “APLASTAD!!!!” El matón y los ogros de Meta cargaron simultáneamente a la marea de cuernos que en su embestida había quedado expuesta. La carnicería fue monumental.
Un hombre bestia mas corpulento que sus compañeros de manada se abrió paso hasta Cagaculebras con un brillo maligno en sus ojos, denotando que pese a su rostro bestial, dentro se escondía una mente astuta y peligrosa. El gran gor señaló con su enorme hacha al matón ogro y luego hizo ademan de pasarse el filo del arma por su propio cuello, dejando así, muy claras sus intenciones.
El matón sorprendió a su adversario saltando hacia delante golpeando primero con toda su envergadura al siervo del caos. El campeón de los hombres bestia a penas le bastó con hacer retroceder su pezuña izquierda para no perder el equilibrio y antes de que Cagaculebras pudiese describir un solo golpe con su arma, descargó un aluvión de estocadas con el hacha y golpes con el escudo sobre el.
La lluvia de poderosos golpes era incesable, combinando golpes de hacha con cornadas, el campeón hizo retroceder tres pasos al ogro mientras terminaba de balancear su pesada arma. Todo acabó en cuanto Cagaculebras descargó toda su furia justo entre los cuernos del Tzeetch-gor. El tremendo golpe descendente partió en dos su figura hasta la cintura salpicándolo todo de una sangre purpura y viscosa poco apetecible al paladar, aun así, Cagaculebras asestó un mordisco al cuello ya inherte de su enemigo solo para amedrentar a sus compañeros que, presas del pánico combinado del duelo y las bajas que estaban ocasionando Meta y los ogros al frente de la unidad, huyeron en retirada.
La victoria estaba servida y había muchos enemigos para hacer la comida! Pero antes de ocultarse a la vista del matón ogro por la lejanía, el Chamán de los hombres bestía susurró una promesa de venganza con una mirada cargada de certeza, odió y llameante fuego mágico.
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